Hace poco por fin se me hizo visitar el MoMA (Museo de Arte Moderno), el cual tiene obras muy importantes en la historia del arte, recorriendo corrientes como el Impresionismo, Cubismo, Constructivismo, Pop Art y Arte Contemporáneo.

La exposición más sonada era la de Tim Burton, artista conocido por su singular toque gótico, oscuro y enigmático que imprime a sus obras. Desde hace 3 décadas, Tim se la ha pasado reinventando Hollywood al mezclar fantasí­a, horror y comedia de una peculiar forma, basta recordar «El joven manos de Tijera», las primeras movies de «Batman», «Beetlejuice», «Sleepy Hollow», entre otras. En fin, es un artista con una imaginación envidiable y talento único que inspira (o no).

Del arte, no solo me gusta la música. Me apasiona la fotografí­a, tengo algunos años haciéndolo como hobby, lo cual me ha permitido adoptarlo como medio de expresión. A veces hago fotos que no necesariamente son felices o cursis, o «todas bonitas» como se esperarí­a de un fotógrafo cristiano… ahh! y mucho menos pretenden tener temas religiosos.

El concepto de esta foto que acabo de hacer, por ejemplo, es el Alter Ego, nuestra otra personalidad que guardamos y/o reprimimos, que a veces, incluso, desconocemos. Tiene toques oscuros, una composición atrevida y porqué no? un toque sensual.

Ya los escucho:

«Ehh?? dijiste sensual?» =s
«Pero si eres cristiano!!!!… según tú!!!»

Entonces, ¿qué me hace diferente de los otros fotógrafos?
Está fácil: estoy convencido que todas las formas de arte no son más que retos diseñados por el Creador para comunicarnos de la forma más creativa posible, los lí­mites y las reglas no tienen cabida en este espacio.

Acabo de leer este artí­culo, llamado «Artless Evangelicals» donde el autor cita varios ejemplos de artistas no valorados en la iglesia, cosa que me hizo reflexionar.

Y es que conozco mucha gente con gran, gran talento artí­stico (poesí­a, dibujo, pintura, danza, cine, escultura, fotografí­a, música de todo tipo, arquitectura, interiorismo, etc), y lo tienen ahi guardado, en exclusiva para la gente que lo va a apreciar, que pocas veces, tristemente, será cristiana.

¿Será que como cristianos, no tenemos espacios de libre expresión artí­stica?
¿Es nuestra cultura?

Yo creo en un Dios creativo, que no se pone lí­mites. Autor del arte y las emociones. El amor mismo, la música eterna.

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